miércoles, 8 de junio de 2011

INTRODUCCIÓN

INTRODUCCIÓN:

“Lo único que permanece igual es el cambio. Adáptate o perece.”

Aprendemos con el fracaso, es decir, la falla es lo que nos incita al análisis, el análisis a la corrección, la corrección a la superación, y la superación a un nuevo nivel de excelencia – pero sólo si seguimos ciertos pasos, y solamente si tenemos un modelo que nos inspire, que nos guíe, que nos sirva de objetivo.

Excelente se hace, no se nace. Ese es un principio que deberíais tener en cuenta en todo momento, literalmente, porque la excelencia se crea, o se destruye, a cada momento – no la puedes ‘almacenar’ salvo en los buenos hábitos y patrones (mentales, emocionales y conductuales) que te inculques. Al igual que un puchero de agua hirviendo se va enfríando en cuanto se le apaga el fuego, la excelencia exige combustión constante para mantener su estado. Esa ‘combustión’ requiere de la cooperación e interacción armoniosa de muchos factores mentales (intelectuales y afectivos) y conductuales. No hay ni una “fórmula secreta” ni una metodología única para la excelencia, solamente hay principios y sus aplicaciones; tampoco hay un sendero directo. El camino a la excelencia es más bien un laberinto en el cuál se descubren cada vez nuevos niveles de entendimiento, de excelencia, de autorrealización; pero es un camino en el cual si dejas de avanzar, te deslizas hacia atrás, o sea que tu movimiento, por infinitesimal que fuera, tiene que estar siempre presente: si no avanzas hacia tu objetivo, tu objetivo se aleja de ti – y dos veces más rápido. La excelencia, por lo tanto, no es un nivel, sino un compromiso a cada momento, constante y continuo, hacia la auto-perfección y la autorrealización.

Consideremos lo siguiente. Cuando una organización experimenta un grave fracaso, y si es que desea evitar su repetición, tiene que someterse a un proceso de análisis profundo pero no solamente de la situación conflictiva presente, sino de los procesos mediante los cuales tomaron las decisiones que a modo de pasos, les llevaron al momento presente, actual. Tiene que evaluar sus prioridades, su estructura, sus metas, etc., si es que no quiere volver a repetir los mismos, o peores, fracasos una y otra vez.

Una persona, una familia, un equipo deportivo, una compañía, una banda musical, etc., son todos ejemplos de organizaciones, de “entidades operativas”. Cuanto más rotundo ha sido el fracaso, más profundo debería ser el análisis. No obstante, ¿cuántas organizaciones o individuos, se someten a tal rigor de auto-crítica? ¿Cuántas personas están dispuestas a cambiar, radicalmente si hace falta, con tal de superarse, de dejar de fallar, de decepcionarse a sí mismas, a sus familias, a sus empleados, hijos, esposos, compañeros, clientes, electores, alumnos, maestros? La respuesta es que muy pocas. Lo usual es que tras un desastre o casi desastre, que exista un breve periodo de contrición seguido de una fase, igualmente efímera de consciencia conductual, seguido de una vuelta a la “normalidad.” Nada cambia; pasado el espanto inicial todo regreso a la normalidad como si nada hubiera acontecido. Hoy en día vivimos en sociedades repletos de fracasos sin expiación: la obesidad – un fracaso de salud, de autoestima, y de autocontrol; las adicciones – fracasos de autocontrol, de salud física y mental; la ausencia del padre en la familia; la delincuencia juvenil; el pandillerismo; la promiscuidad sexual; la indiferencia política; la insolvencia económica; la corrupción gubernamental; la contaminación ambiental; el materialismo y el consumismo; la perversión sexual en la jerarquía eclesiástica; y la disfunción familiar, por citar solamente a algunos.

Es hora de que reevaluemos los esquemas mediante los cuales operamos, pensamos y sentimos. No es fácil; sobre todo cuando el cambio nos lleva a lo desconocido y a lo desacostumbrado. Como criaturas de hábito y de lo familiar no hay nada que nos atemorice e irrite más que cambiar a lo que no entendemos y a lo que no estamos acostumbrados. Por evolución el cambio nos intimida, nos atemoriza – y tendremos ocasión de hablar de eso ampliamente en el presente volumen. Pero la evolución nos enseña también otra cosa: la especie que no se adapta al cambio se extingue. La economía nos enseña algo parecido: la organización empresarial que no se adapta a los exigentes cambios del mercado deja de existir. La ley del cambio y de la adaptación rige la existencia de todos los seres, grupos, organizaciones: todo está en un estado de cambio constante, de flujo continuo, y para sobrevivir se precisa adaptar constantemente al mismo. El tercer mandamiento del Maestro KAIZEN es: “Lo único que permanece igual es el cambio. Adáptate o perece.” El record fósil está repleto del recuerdo de seres que dejaron de existir precisamente porque no se pudieron adaptar al cambio, al “flujo existencial,” que no pudieron superar la prueba máxima del ambiente: adáptate al cambio o perece.

Este es un libro sobre la evolución, sobre el cambio y sobre la adaptación al mismo con vistas no solamente a sobrevivir, subsistir, y perdurar, sino a superar, a destacar, a sobresalir, es decir, a ser EXCELENTES y por lo tanto a ser FELICES. Aquí encontraremos principios propios de muchas disciplinas: la antropología y la paleo-antropología; las neurociencias cognitivas; la biología psicológica; la producción industrial; la computación; la psicología cognitiva y clínica; la terapia familiar; la historia; la filosofía occidental y oriental; las artes y disciplinas estratégicas y marciales; la historia; la psicología deportiva; la hipnosis; las religiones del mundo; literatura universal; las matemáticas; la física; los juegos estratégicos como el go y el ajedrez; la medicina conductual; la biología y la ecología; la inteligencia artificial; la mitología mundial, y otras. No hay campo de estudio ni disciplina de conocimiento ni práctica conductual que resulte ajena a la excelencia. “Todo es todo” – nos afirma el Maestro KAIZEN.

De alguna forma casi cinco décadas de estudio, investigación, y práctica que culminaron en una vida repleta de logros y de éxitos representados en varios títulos universitarios, diversas carreras profesionales, numerosos cinturones negros, el salón de la fama de las artes marciales, tres títulos como mejor entrenador de judo del Canadá, y la superación de una batalla letal contra el cáncer, y la Iluminación, por citar algunos está manifiesto en estas páginas. Este libro también es el resultado de una vida de experiencias culturales logradas tras haber experimentado detalladamente las culturas de numerosos países: los EE.UU., España, Inglaterra, Canadá, Puerto Rico, México y Brasil. Pero más aun que todo eso, este libro es el resultado de haber superado tremendos fracasos, de haber sobrevivido devastadores contratiempos, y de haber sobrepasado aplastantes desengaños, desilusiones y decepciones. No obstante, el verdadero maestro de la vida sabe como convertir toda experiencia, buena o mala, en una ventaja, en una fortaleza, en una ganancia. El cuatro mandamiento del Maestro KAIZEN es: “Nunca desperdicies nada, de todo sabe sacar gran provecho.”

Mi primer encuentro con la muerte fue a los cuatro años de edad cuando dos adolescentes blancos me lanzaron del tejado de un incinerador de basura porque querían ver a un negro volar; mi último fue a los cuarenta y cuatro contra el cáncer colorrectal; poco después experimenté mi Iluminación, una muerte existencial y portal a otra Identidad. Entre esos eventos vitales viví una vida repleta de errores y de triunfos; de alegrías y de tristezas; de grandiosos logros y de devastadores quiebros, pero logré mi gran propósito, fijado desde niño, de ser un auténtico maestro sabio-guerrero iluminado, en un Sennin. A los cuarenta y seis años escribí mi declaración de mi Gran Entendimiento de una sola tirada, fruto de una “meditación de agua,”

El “Gran Entendimiento” del Guerrero Iluminado

No tengo futuro ni pasado, hago de mi Visión mi futuro y mi pasado.

No tengo tiempo, hago del inexorable momento mí tiempo.

No tengo estrategia, hago del Tao de mi enemigo mi estrategia.

No tengo enemigos: la ignorancia, la apatía y la soberbia son mis enemigos.

No tengo cuerpo, hago de las Cinco Esferas mi cuerpo.

No tengo espíritu, hago de mi cuerpo y de mi mente en acción mi espíritu.

No tengo mente, hago del agua y de la luna mi mente.

No tengo ser; hago del Tao de MAMBA y de mi disciplina mi ser.

No tengo religión; hago de mi compasión mi religión.

No tengo victoria, hago de la abnegación total mi victoria.

No tengo derrota, hago de mi gran ocaso mi derrota.

No tengo guerra, hago de la condición existencial mi guerra.

No tengo paz, hago de la Misión la paz.

No tengo inspiración, hago de la perseverancia mi inspiración.

No tengo ilusiones, hago de mi Iluminación mi ilusión.

No tengo intención, hago de mi deber mi intención.

No tengo principio: de la nada vengo y a la nada voy; la nada es mi esencia y mi destino;

No tengo fin: del Tao vengo y al Tao voy; el Tao es mi esencia y mi destino.

El ojo que se ve;

El filo que se corta:

No preciso escudo.

Algunas tradiciones, como los Samurai, escribían su poesía de la muerte; yo decidí mejor escribir la poesía de mi existencia como Iluminado. Cuando uno actúa desde su Centro, sin pensar, guiado por su Gran Intuición, siente como si hubiera “pensamientos sin pensador,” es decir, como si no fuera uno mismo el responsable, el autor de su propia obra. La creación es el resultado de una conexión mística con su propia esencia, y el resultado es un flujo de excelencia, de facultad creativa. Durante mi “meditación de agua” – una técnica que aprenderán en estos volúmenes – sentí el impulso de mi Gran Intuición y, levantándome de súbito, me fui a escribir. Lo que ven es el resultado casi exacto de ese esfuerzo; solo hubieron dos cambios: 1) Cambié “La espada que se corta” por “El filo que se corta” porque después de leerla me pareció más general; 2) hice una corrección ortográfica que consistió en cambiar la puntuación en una frase de un punto y coma a dos puntos, pero no me acuerdo exactamente en qué línea.

Después de haber escrito mi Gran Entendimiento sentí que había algo familiar en él. Busqué y busqué entre las páginas de mi biblioteca personal pero sin resultado; después recurrí al Gran Erudito: la Internet. El Gran Erudito me localizó la olvidada fuente original de mi inspiración: una poesía sobre la esencia del Bushido:

Bushido – el código del samurai

No tengo padres; hago de los Cielos y de la Tierra mis padres

No tengo hogar; hago del Tan T’ien mi hogar.

No tengo poder divino; hago del la honestidad mi Poder Divino.

No tengo medios; hago de la Docilidad mis medios.

No tengo poder mágico; hago de mi personalidad mi Poder Mágico.

No tengo vida ni muerte; hago del Aom mi Vida y mi Muerte.

No tengo cuerpo; hago del Estoicismo mi Cuerpo.

No tengo ojos; hago del Destello del Rayo mis ojos.

No tengo oídos; hago de mi Sensibilidad mis Oídos.

No tengo miembros; hago de la Prontitud mis Miembros

No tengo leyes; hago de la Auto-Protección mis Leyes.

No tengo estrategia; hago del Derecho de Matar y del Derecho de Restaurar la Vida mi Estrategia.

No tengo designios; hago de Agarrar la Oportunidad por los Pelos mis Designios.

No tengo milagros; hago de las Leyes de la Rectitud my Milagro.

No tengo principios; hago de la Adaptabilidad a todas las circunstancias mi Principio.

No tengo tácticas; hago de la Vacuidad y de la Plenitud mis Tácticas.

No tengo talento; hago de mi Expedito Ingenio mi Talento.

No tengo amigos; hago de mi Mente mi Amigo.

No tengo enemigo; hago de la Incáutela mi Enemigo.

No tengo armadura; hago de la Benevolencia mi Armadura.

No tengo castillo; hago de la Mente Inmutable mi Castillo.

No tengo espada; hago de la No Mente mi Espada.

Dejo para el lector sagaz sonsacar y señalar las sutiles semejanzas, y las profundas diferencias entre el Gran Entendimiento (sobre todo en el destacado estilo Zen y Taoísta propias del mismo) y el “Bushido.” No obstante las diferencias, se ve como la influencia esencialmente marcial del “Bushido” está presente en el “Gran Entendimiento.” Eso es lógico y natural. Ante todo soy un “marcialista”: alguien cuya ‘esencia’, cuya perspectiva ante el mundo, cuyo “paradigma personal”, cuya identidad se ha forjado de acuerdo a modelos marciales, guerreros. Van a conocer mucho sobre el Bushido y el Gran Entendimiento, en todos sus aspectos, a través de la ideología de la identidad existencial del Maestro KAIZEN; el Bushido y el Gran Entendimiento ambos serán recursos y fuentes de inspiración, guía, y conocimiento.

No tuve maestro fijo que me guiara en mi camino – yo solo forje mi propio Tao o Dao, y en esto me recuerdo a Miyamoto Musashi que habla de su “Heiho” en su “Go Rin no Sho” o “Libro de los cinco anillos.” No obstante estudié, directa e indirectamente, bajo muchos de los más maestros más destacados de todos los tiempos, algunos siguen vivos, otros murieron hace siglos. Bajo estudio, disciplina, y entrenamiento incesante forjé mi propio “Heiho” o camino a la iluminación que es MAMBA, y una establecí una tradición o “Ryu” del mismo para otros sigan en mis pasos. El presente volumen capta una perspectiva ante la esencia de la misma. Digo “una perspectiva” porque el Camino si es un verdadero camino no puede describirse, hay que viajarlo, hay que vivirlo. Los pasos son el destino, el objetivo final es solamente el propósito.

Son numerosos los mandamientos del Maestro KAIZEN: el Quinto Mandamiento del Maestro KAIZEN es, “El proceso es el objetivo, el destino es el medio.” Cada destino es diferente pero tiene en común que requiere ciertos pasos a seguir; la excelencia se consigue y se muestra a cada paso, no en alcanzar el destino. El Sexto Mandamiento del Maestro KAIZEN: “Cumplir o Morir, Cumplir Hasta Morir: esfuerzo perfecto, compromiso total, desde el principio hasta el final.” La perfección solamente existe en el esfuerzo, no en el resultado. El resultado no está bajo tu control, el esfuerzo que pones en alcanzarlo sí. El Sétimo Mandamiento del Maestro KAIZEN: “La Orden manda, la Disciplina dirige. El Octavo Mandamiento del Maestro KAIZEN es: “Los enemigos son el tiempo y el caos – conviértelos en aliados.” El Noveno Mandamiento del Maestro KAIZEN es “SEMPER ERUDITIO: siempre aprendiendo y siempre enseñando.” Etc. Iréis descubriendo más y más mandamientos conforme el libro avanza. Aprenderéis en qué consiste el MAMBA KAIZEN, o simplemente ‘KAIZEN’, y cómo se diferencia del “kaizen” y del “Kaizen”. Aprenderéis en qué consiste la filosofía existencial que el MAMBA KAIZEN predica, cuales son sus premisas, sus principios, algunas de sus técnicas, de sus herramientas, tácticas, estratagemas, y estrategias. Pero más importantemente, aprenderéis en que consiste su meta – la felicidad, la serenidad mental, la fuerza espiritual de nunca rendirse, la gratitud personal de ser excelente. Yo haré mi parte de compartir mi conocimiento de la forma más comprensible y comprensiva de la que soy capaz; de vosotros depende hacer el resto.

Shodai J. A. Overton-Guerra

Domingo, 4 de julio del 2010, 2:58 PM.

Playas de Tijuana, Baja California, México.

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